"¿Quién ha dicho que cuando insultan nuestros sentimientos, antes que reaccionar como hombres, estamos obligados a ser amables? Bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria."

Jose Antonio Primo de Rivera

“Yo quiero ser español y sólo español; yo quiero hablar el idioma de Cervantes; quiero recitar los versos de Calderón, quiero teñir mi fantasía en los matices que llevan disueltos en sus paletas Murillo y Velázquez; quiero considerar como mis pergaminos de nobleza nacional la historia de Viriato y del Cid; quiero llevar en el escudo de mi Patria las naves de los catalanes que conquistaron a Oriente y las naves que descubrieron el Occidente; quiero ser de toda esta tierra, que aún me parece estrecha, sí; de toda esta tierra tendida entre los riscos de los montes Pirineos y las olas del gaditano mar; de toda esta tierra redimida, rescatada del extranjero y sus codicias por el heroísmo y el martirio de nuestros inmortales abuelos. Y tenedlo entendido de ahora para siempre: yo amo con exaltación a mi Patria, y antes que a la libertad, antes que a la república, antes que a la federación, antes que a la democracia, pertenezco a mi idolatrada ESPAÑA”.

José Ortega y Gasset

viernes, 28 de enero de 2011

¡¡QUE VIVA EL JAMÓN, MORO!!

Hoy he recibido en mi cuenta, un e-mail que está circulando por ahi, referente a la noticia de aquel "morito" que denunciaba a su profesor por hablar del jamón en clase. El correo es anónimo, os lo copio tal cual.

"Y que viva por muchos años, tantos años como los que lleva entre nosotros esta milenaria perla gastronómica, orgullo dentro y fuera. ¡Que viva el jamón!, moro, aunque te ofenda si lo digo. Porque, moro, no es verdad que tu religión te prohíba hablar del cerdo, del que aquí, donde vives, a la inmensa mayoría nos gusta hasta los andares. Porque aquí, donde vives, moro, no nos escandalizamos ni nos sentimos ofendidos cuando alguien de tu religión viste, come y reza como lo hacéis. Aquí, moro, sí nos sentimos ofendidos de que en tu país, Marruecos, a personas como yo las metan en la cárcel simplemente por pensar diferente a tu rey. O por hablar del cerdo alauita, subproducto degenerativo del porcino, con la libertad con la que tu profesor habló de los de cuatro patas. Aquí donde vives, donde estudias, donde tienes derechos, donde eres persona, donde eres visible, te atreves a escandalizarte porque se hable en tu presencia del jamón, mientras seguro que te fumas un porro de polen traído de la tierra de tus progenitores. O admites como la cosa más normal del mundo que un septuagenario de tu religión se despose con una niña de once años.
Aquí, donde vives y donde exiges derechos, moro, hace tiempo que aprendimos a tolerar, a acoger, a respetar, algo de lo que tú no tienes ni  pajorera idea, porque con tus exigencias demuestras ser intolerante, fanático, sectario, intransigente y, sobre todo, un peligro público. Porque hoy se empieza reprobando a un profesor que osa hablar del jamón en clase y mañana se termina sentenciándolo a morir en nombre de vuestro dios.
Lo que no entiendo, moro, es que los de tu raza y condición os paséis el día ofendidos ante nuestro estilo de vida, nuestras costumbres, nuestra cultura, y que renunciéis a encontrar algo mejor. Quizás el paraíso de Alá, allá cruzando el estrecho, te ofenda menos y te agrade más.
Conste, moro, que estoy lejos de sentirme sorprendido ni confundido por ti. Hace tiempo que te conozco, que os conozco, y por eso estoy lejos de esperar nada bueno de vosotros. En Estepona, En La Línea, en Ceuta, en Barcelona, en París, en Bonn, en Verona, en Berna, en Estocolmo en Ámsterdam… la historia siempre es la misma. Primero os acogemos, os respetamos, os alimentamos, os damos más derechos que deberes, os intentamos educar, os dejamos mirar a la Meca mientras rezáis, os permitimos que construyáis mezquitas, que podáis vivir digna y libremente sin renunciar a una sola de vuestras creencias ni ideas, y al final termináis queriendo mandar a la hoguera a quien ose hablar del jamón en vuestra presencia. Sé que si pudieras, si se cumpliera aquello para lo que la acobardada clase política europea trabaja sin desmayo, habrías pasado de las palabras a los hechos y tal vez habrías ordenado la flagelación pública de tu profesor o acaso algo peor aún.
Doy gracias a Dios, a mi Dios, de que por el momento no puedas imponer a tu profesor aquello de lo que pueda hablar o dejar de hacerlo. Sin embargo a gente como tú y a políticos tan traidores como los nuestros, aquí se puede todavía opinar libremente. Si en Marruecos, tu país, a algún alumno cristiano se le hubiese ocurrido refutar la opinión de un profesor favorable a las delicias de la comida halal, muy probablemente ese alumno habría terminado dando con sus huesos en la cárcel. Es la diferencia entre la nuestra y tu civilización detestable y salvaje.
Dicho, moro, todo lo anterior, sólo cabe apostillar: ¡que viva el jamón y que su disfrute os siga vedado otros mil años!"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quiero decir una cosa: Yo pienso que no hay que generalizar, pues no todos los musulmanes son iguales. En todas las religiones hay fanaticos y en todas las estirpes, razas y pueblos hay gilipollas que solo dicen chorradas. Hay de todo. De todas maneras, yo nunca tendria en cuenta la opinión de un niño, que seguramente, estara influenciada por el pensamiento de sus padres. Me preocupan más otra serie de comentarios de gente más adulta y, por lo general, española, que a estas alturas y en esta época, no deberian exisitr. Para eso esta nuestro sistema educativo (no es el mejor, pero ahi esta) para educar y limpiar de perjuicios las cabecitas de las primeras genraciones de inmigrantes que puedan llegar.

Y recuerdo también, que hace no muchos años, en nuestro pais tambíen se fusilaba y perseguia a los que pensaban de diferente manera, que no habia libertad de pensmiento y que la educacion que teniamos era deplorable. Mas o menos como en algunos paises del norte de Africa, incluido Marruecos. Pero eso es algo que con el tiempo cambiara, como hicimos nosotros

Y por cierto, si buscais en el diccionario la palabra "moro" vereis que significa "habitante de Mauritania". No confundais.